El 20 de marzo de 2025, colectivos de búsqueda de personas desaparecidas denunciaron la desaparición de evidencias cruciales en el Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, conocido como un presunto campo de exterminio operado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Entre los elementos faltantes se encuentran prendas de vestir, objetos personales y restos óseos que habían sido descubiertos previamente por los colectivos.
Este rancho, descubierto el 5 de marzo de 2025, contenía cientos de zapatos, ropa y tres crematorios con huesos calcinados, lo que evidenciaba actividades criminales como torturas y asesinatos en masa. La desaparición de estas pruebas ha generado sospechas sobre una posible complicidad o negligencia por parte de las autoridades locales y federales.
Familiares de desaparecidos expresaron su indignación y temor de que la pérdida de estas evidencias dificulte la identificación de las víctimas y la búsqueda de justicia. Han exigido una investigación exhaustiva para esclarecer las circunstancias de esta desaparición y garantizar la protección de futuras pruebas.
La presidenta Claudia Sheinbaum calificó de “terrible” la situación y aseguró que tanto el gobernador de Jalisco como el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana están atendiendo el caso. Sin embargo, la falta de resultados concretos ha incrementado la desconfianza de la ciudadanía hacia las instituciones encargadas de procurar justicia.
Este incidente subraya la crisis de desapariciones en México, donde se registran más de 124,000 personas desaparecidas, muchas vinculadas al crimen organizado. La desaparición de evidencias en el Rancho Izaguirre representa un obstáculo significativo en la lucha contra la impunidad y resalta la necesidad urgente de fortalecer los mecanismos de protección y justicia para las víctimas y sus familias.
