En México, el acceso a la educación para las comunidades indígenas enfrenta desafíos significativos. Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), cuatro de cada diez personas indígenas en edad escolar no asisten a la escuela. Esta alarmante cifra destaca las desigualdades persistentes en el sistema educativo nacional.
Diversos factores contribuyen a este rezago educativo. La pobreza, la falta de infraestructura adecuada y la discriminación son algunos de los obstáculos que enfrentan las comunidades indígenas. Carolina Sánchez García, investigadora de la UNAM, señala que el 31% de las escuelas presentan daños estructurales y el 69% carecen de acceso a internet, lo que dificulta el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Además, la pandemia de COVID-19 exacerbó estas desigualdades. La cancelación de programas como Prospera, que brindaba apoyo económico a familias de escasos recursos, dejó a muchas sin la posibilidad de garantizar la educación de sus hijos. Aunque el gobierno ha implementado becas y otros apoyos, la demanda supera la oferta, dejando a numerosos estudiantes sin los recursos necesarios para continuar sus estudios.

Las estadísticas reflejan una realidad preocupante: solo el 17.2% de las personas indígenas en edad escolar alcanzan la educación superior. Este bajo porcentaje limita las oportunidades laborales y perpetúa el ciclo de pobreza en estas comunidades. Es crucial que las políticas educativas se revisen y fortalezcan para garantizar una educación inclusiva y de calidad para todos.
La Secretaría de Cultura, encabezada por Claudia Curiel, ha anunciado el Programa de Educación Indígena, que busca fomentar la educación y las artes en diversas comunidades, incluyendo la Sierra Tarahumara y Oaxaca. Este programa es un paso hacia la inclusión y el reconocimiento de la diversidad cultural de México, pero se requiere un esfuerzo conjunto de todas las instituciones para cerrar la brecha educativa y asegurar un futuro equitativo para las comunidades indígenas.